COMIDAS CON PUROS
El maridaje entre puros, comidas y bebidas es un terreno aún por explorar.
La regla de oro dice que el gusto de cada fumador es soberano. Sin embargo, expertos tabaqueros, enólogos, sommelierslleres y cocineros coinciden al señalar que unas vitolas armonizan mejor que otras con los almuerzos tradicionales o que determinados puros realzan la degustación de ciertos destilados.
Cada Habano puede tener un alma gemela gastronómica.
Se considera importante a la hora de elegir un puro lo que hemos comido, el tipo de café que tomamos, el tiempo disponible de sobremesa y el estado de ánimo del fumador; podemos marcar dos líneas fundamentales entre tipos de comidas y cigarros:
Si la comida es moderna, sofisticada, de pequeñas porciones y platos muy elaborados, es lógico que la elección del cigarro puro recaiga en un formato moderno y estilizado, no muy potente y terroso, sino más bien sutil, de elegante amargor y muy equilibrado en su riqueza aromática y sabores, si el cigarro es suave en sensaciones nos sentiremos poco satisfechos, mientras que si elegimos un Habano calibre grueso y mucha fortaleza, al final de la comida, tendremos una sensación vulgar, poco armónica con el espíritu de la comida.
Una comida tradicional, copiosa y de sabores fuertes y contundentes, nos invita a continuar en esa misma línea, con un cigarro de humo denso, picante, terroso y de gran fortaleza (un Habano Tradicional), pues el predominio de sensaciones primarias, es mejor acompañarlo con sensaciones más intensas, aunque no sean muy refinadas.
BEBIDAS CON PUROS
Respecto a las bebidas que acompañan a cada puro tampoco hay un estándar común, aunque los expertos coinciden en una serie de directrices. La clave del maridaje entre copas y Habanos es que cuando un destilado es sabroso, potente y de gran cuerpo, requerirá cigarros de gran fortaleza y complejidad para que se armonicen los sabores. A los puros suaves o medios le acompaña mejor a los licores de menor graduación y a los destilados untuosos.
El ron añejo es el destilado que mejor armoniza con la mayoría de los puros, seguido del Cognac y el Brandy. El Oporto y el Pedro Ximénez tienen combinaciones magníficas, pero muy específicas, con Habanos muy concretos y en momentos muy determinados, mientras que el Orujo y el Pacharán solo van bien con algunos puros de fortaleza suave. Por otro lado, el whisky de Malta puede ser un buen compañero de vitolas de gran fortaleza y marcado carácter.
También existen bebidas que diluyen el sabor del puro hasta dejarlo insípido. No resulta recomendable malgastar un buen Habano con una cerveza, una bebida gaseosa, un combinado o un espumoso, por muy frío que esté.
Normalmente se tiene la idea errónea de que los puros sólo sirven como final de una buena comida, como cierre de una cena o como complemento de un buen café o de un destilado, pero, un Habano da para mucho más, permite combinaciones casi ilimitadas de sabores, aromas y sensaciones con los que poder abrir un aperitivo, para ello hay que elegir la vitola adecuada a cada situación.
Al hablar del puro de aperitivo, hay que tener en cuenta las particulares condiciones del momento, lo que determina la elección. La fumada suele ser breve, ya que no dura más de media hora, por lo que la vitola no deber ser muy grande. Además, el Habano no debe tener una fortaleza elevada, ya que un exceso de fortaleza podría interferir en la percepción de los sabores de la comida posterior. También hay que considerar las bebidas que se pretenden tomar para que el maridaje sea adecuado así como la posibilidad de continuar tras el almuerzo con otros puros de sabores similares.
WineMDQ
Fuente: tuhabano.com
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