Diversos estudios señalan que el año pasado, con Argentina, Chile y Brasil a la cabeza, Latinoamérica consumió 2,08 millones de litros de vino, pero que para 2010 la demanda se incrementará en al menos 10%.
El enólogo argentino Pablo Serrano, de la empresa Terrazas de los Andes, explicó a la agencia Efe, que en los últimos años ha sido evidente el comportamiento positivo del vino en los mercados americanos, donde se ha posicionado en el gusto de los consumidores tradicionales y de las nuevas generaciones. "Cada vez hay un mayor conocimiento de la industria y un gusto en los consumidores por probar cosas nuevas, de modo que van apareciendo nuevos clientes pero también son más exigentes", comentó.
A juicio de Serrano, los vinos frutales y ligeros son los más apetecidos en los nuevos mercados, especialmente por personas jóvenes con un nivel adquisitivo de medio a elevado. En el caso de los consumidores más tradicionales, aprecian los sabores que han aprendido a degustar a través de los años.
"El vino del nuevo mundo ha tenido un resurgimiento fuerte en todo el mundo; caracterizado por su sabor más frutal en comparación con la madurez de Europa o la madera de Estados Unidos. Nuestros vinos son más frutados y tenemos una gran variedad, lo que nos ha hecho ganar espacios en México, EE.UU. y hasta Inglaterra", señaló Serrano.
Si bien Chile se mantiene a la cabeza como el mayor proveedor regional para el mercado vinícola latinoamericano, Serrano subrayó que Argentina ha redoblado esfuerzos para aumentar su presencia en el continente, cambiando su estrategia, que por años estuvo centrada en su mercado interno.
Las bodegas latinoamericanas, añadió el enólogo, continuarán su expansión en el continente, pero han descubierto que las mayores oportunidades de crecimiento ahora están en Asia, que reporta crecimientos de consumo de hasta 7% al año.
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