Por Juan Carlos Catalano
"En la Vida emprestada,
el buen vivir es la clave
aquel que se salva sabe
y el que no, no sabe nada"
(Copla anónima encontrada en los valles Calchaquíes que evoca la poesía del siglo de oro español)
Luego de que la tierra nos hablara con sigilo comunicándonos lo que describíamos en la nota anterior, nos encontramos con la palabra de un maestro. Un Maestro es tal porque sabe por lo menos tres veces mas que nosotros (magíster) Con Don Ángel esa regla era ampliamente superada..La palabra en boca de un maestro no es erudición vacua, ni obviedad, ni moda pasajera. La palabra en boca de un maestro expresa significados, sentidos, experiencia de vida, dolores, alegrías y placeres, derechos y deberes, su profundidad sale de la boca y nos llega de un modo directo al corazón.
Bajábamos del mirador de la finca y admirábamos las plantaciones puestas en terraza a la usanza de la labranza mediterránea, donde la viña se derrama desde los costados de los Apeninos. Nos encontramos con Don Ángel acostado en un piletón, porfiando con una bomba que no quería funcionar.. Mas allá de las buenas intenciones de su esposa Rosalía, y de la buena predisposición de Fabián y Daniel, no hubo manera de hacerla arrancar. De pronto Rosalía le sugirió a Don Ángel que nos atendiera, que ella iba a ver lo que podía hacer. El maestro acató el consejo de su esposa y se dispuso a darnos una clase, mientras Rosalía como directora y señora del lugar tomaba las riendas del problema...
Entramos en la bodeguita y el Maestro se dispuso a darnos una lección de vida, más que de vinos. Quizás no valga la distinción, cuando la vida se expresa en el vino y el vino realimenta la vida.. Dividió la visita en tres niveles como se cursáramos en un sistema educativo. El primario donde nos relató las tareas de recolección selectiva de los racimos. Selectividad cronológica y estratégica, donde la vendimia depende del clima, la altura del respaldar, la sombra de los olivos, etc. Luego nos mostró en la planta baja un pequeño lagarcito y despalillador que parecía de juguete. Todo impecablemente limpio, sin olores etílicos, ni aquellos que confunden a una bodega con una sucia fonda.. Con tanques de acero inoxidable con manejo refrigerado la primaria parecía una gran sala esterilizada..
Luego pasamos al primer subsuelo (la secundaria). Es una sala oscura con piso arenado permanentemente regado para mantener un nivel de humedad aceptable y un temperatura regulada constantemente. Allí descansan las barricas de roble francés y californiano. Mientras el vino reposa la voz de Don Ángel se hace mas suave pero sin perder simpleza y calidez. Nos habla del vino como de un hijo, un criatura amada entrañablemente. Nosotros encantados rodeados de barricas percibimos con todos los sentidos como en una degustación, la limpidez y transparencia de sus palabras, los aromas primarios de la viña y los complejos de la maceración del trabajo de una familia. Pero por sobre todas las cosas lo mágico del diálogo fue la sabiduría. Saber y sabor tienen la misma raíz por sólo es sabio es el que sabe hacer saber porque previamente ha saboreado y degustado y por eso puede transmitir saberes..,
Finalmente bajamos al último nivel del sótano y nos encontramos con la sala de estiba. Allí miles de botellas descansan y terminar de redondear sus taninos durante un par de años en estiba. Allí también no encontramos la sala de envase del “Brut Xero”, un espumante sin agregado de azucares ni jarabes altamente recomendable. Todo muy sencillo, muy natural, método rural que es anterior al champenoise de Don Perignon.
Para terminar nuestra graduación luego de pasar los tres niveles nos diplomamos en la mesa de degustación del Maestro. Allí en una ceremonia austera, Don Ángel compartió sus pareceres sobre el vino con nosotros de un modo distendido. A medida que envinabamos las copas y bebíamos sorbo a sorbo los distintos exponentes de la viña., Don Ángel fue tirando los diversos mitos de la vitivinicultura. Nada fashion, nada boutique, todo sencillo, tal vez proveniente de una arcana tradición nos expuso la necesidad de equilibrio armónico entre sabores naturales del vino y un suave toque de madera. Cayó el mito de las tres pasadas en barrica, cayó el mito del decanter, y tantos otros que sería imposible enumerar. Una ceremonia sin prisa pero sin pausa, con hombres que saben degustar y un maestro que le gusta hablar a quienes comprenden su profundo mensaje y admiran esa sabiduría noble sin impostaciones.
Al final pasamos por la zona de expedición una vieja bodega en la cual se han utilizado sus piletas como lugar de almacenaje. Mis amigos se hicieron un orgía con sus compras de vinos y aceites. Yo me fui pensando que un regalo muy especial se nos había dado, un testimonio de una familia tradicional y trabajadora arraigada en lo mas profundo del solar mendocino donde todos comparten un trabajo Herencia de la sabiduría de un Patriarca fundador, y heredad de hijos orgullosos de pertenecer a esa estirpe. Con alegría se acercó Rosalía a decir que el problema de la bomba ya estaba resuelto...
Luego de invitarlos reiteradamente a visita La corte, José le entregó unos puros a Lucas (uno de los hijos de Don Ángel) que recién llegaba con sus amigos, a comer un asado con sus padres. Era ya las 13.15 y habíamos pasado tres horas maravillosas, nos fuimos a festejar a Chacras de Coria un rica parrillada muy bien regada de anécdotas y de asombros compartidos y un espumante rosado encantador de postre..
Juan Carlos Catalano
Primavera del 2008..
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