La noticia, que dio la vuelta al mundo la semana pasada, cayó como una bomba entre las bodegas inglesas, que se sintieron tocadas en su amor propio por la comparación, amén de advertir que la noticia era errónea. "Puedo garantizar que nadie vendió vino para destilar", afirmó el especialista Stephen Skelton, en una entrevista con la revista especializada Decanter, y agregó que hace 40 años que las bodegas inglesas vienen trabajando para elaborar productos de alta calidad, muchos de los cuales han ganado numerosos premios internacionales.
La información fue divulgada a los medios por el secretario privado del hijo de Isabel II, ferviente militante ambientalista que quiere a toda costa reducir las emisiones contaminantes. Pero en los últimos días, frente a la reacción de las bodegas, su secretario tuvo que retractarse y explicar que "el vino utilizado era un residuo no apto para consumo humano, que estuvo en stock durante demasiado tiempo".
Nota en el Blog | Carlos a fuerza de Vino y Queso
Fuente | La Nación
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