lunes, 18 de abril de 2011

Desafio Terroir, un Universo desconocido debajo de nuestros pies.



A continuación les transcribo una interesante nota del diario Los Andes on line, publicada por la Periodista Gabriela Malizia, referente a proyectos que están llevando adelante diferentes Bodegas Argentinas tomando como referencia la diversidad de suelos donde se implanta la vid.

Gabriela Malizia - gmalizia@losandes.com.ar

Como todos los negocios, el de vino también busca seguir especializándose. En Mendoza, varias bodegas trabajan sobre los diferentes suelos, para determinar lugares específicos y poder implantar viñedos que produzcan materia prima para vinos de alta gama.

Altura, tipos de suelo, clima, vientos, precipitaciones, cantidad de horas sol, técnicas de cultivo, laboreo y vinificación; presencia del hombre en la viña y en la bodega; idiosincrasia y cultura; múltiples elementos que, combinados entre sí, son indicadores de lo que los franceses llaman “terroir”, los españoles “pagos” y nosotros, pues bien, aún no tenemos término propio, por eso utilizamos el prestado.

Si bien la palabra “terroir” fue acunada en las legendarias tierras del Médoc, en Argentina y aún más cerca, en Mendoza, el trabajo de “terruño”, de una zona claramente delimitada, también comienza a verse reflejado en los vinos; del reconocimiento inicial de que la calidad proviene de la uva, algunos agrónomos devenidos en investigadores se han preocupado especialmente en destacar las características únicas de una finca, cuartel, viñedo y hasta de una hilera, para explicar porqué un Malbec tiene un aroma, sabor y color muy diferente a otro.

En los últimos años, la tendencia pasó de incipiente a extendida; hoy la zona es tomada como un diferencial de calidad: antes se hablaba de Luján y Valle de Uco; hoy se habla de Altamira, Gualtallary, El Cepillo, Vista Flores, Lunlunta, Perdriel, El Peral, Las Compuertas y más, de cuarteles dentro de las fincas y de hileras dentro de esos cuarteles ¿Agricultura del futuro? No. Del presente. El Malbec ahora está bajo la lupa.

Desafío: explorar el terruño

Siguiendo con los franceses, podríamos decir, muy a su pesar, que para Argentina lo que están haciendo algunos enólogos y agrónomos en relación a vinos y terruños es “avant-garde”. Jóvenes y no tan jóvenes, franceses, argentinos, italianos; el sábado pasado un puñado de ellos se reunió en Zorzal (bodega ubicada en los confines de Tupungato, en ese micro-terroir desértico y hermoso llamado Gualtallary) compartieron -degustación de por medio- sus vinos y revelaron secretos detrás de cada muestra.

Espontánea, la reunión que terminó con un asado campestre y un recital, se generó a través de Twitter (una vez más) y fue bautizada #desafioterroir.

Entre las 30 muestras presentadas se contaron vinos terminados, de barrica, vinos hacer cortes, single vineyards (viñedos únicos) y blends de terroir. Exponentes muy interesantes, algunos de ellos con acento en investigación de micro-regiones.

Uno orientado estrictamente a la investigación de terroir es el proyecto en el que están involucrados los italianos Alberto Antonini, Atilio Paggli y Antonio Morescalchi, Altos Las Hormigas; la bodega sacó al mercado Vistaflores Single Vineyard surgido de “Proyecto Terroir”.
Quien intervino en la micro-zonificación de este viñedo ubicado a 1.100 m.s.n.m al oeste de Vista Flores es el especialista chileno Pedro Parra, junto al ingeniero agrónomo Carlos Vázquez.

Morescalchi explicó que “nuestra idea de lo que queríamos nos llevó a seleccionar hileras específicas de una parcela en el viñedo: capas muy consistentes de suelo, alto contenido de piedra a 50 cm de profundidad, con un 5% de presencia de arcilla en la capa de piedra”. Esta combinación la encontraron los italianos en una terraza secundaria de un antiguo río llamado Arroyo Grande, ubicado a 1.250 m.s.n.m, en Vista Flores, Valle de Uco.

La filosofía de búsqueda es similar para Zaha, el vino de Alejandro Sejanovich (Ing. Agrónomo) y Jeff Mausbach. Los ex Catena Zapata están trabajando un viñedo en Altamira, La Consulta, San Carlos con tres lotes de Malbec; si bien la explicación es más larga, la investigación de terruño le dejó claro a Sejanovich que los suelos arenosos le aportan acidez refrescante al Malbec y aromas florales, por lo que necesitan una cosecha más temprana.

En cambio, el lote 2, es una parcela de piedras blancas con limo y concreciones de calcáreo. “La cosechamos el 12 de abril. Este Malbec entrega mucha concentración con un marcado carácter mineral”. El lote 3, en cambio, es una zona limosa, poco profunda, mezclada con piedras, que le aporta mucho color y concentración al Malbec. En cada caso, se hacen co-fermentaciones con otras variedades como Cabernet Franc y Petit Verdot.

El tiempo de cosecha, el año y los factores climáticos

Nuevos factores se suman al trabajo de cada terruño; algunos hacen hincapié en los momentos -tiempos de maduración y cosecha- de cada zona, cuartel o hileras.

Los hermanos Juan Pablo y Matías Michelini, en sus vinos (uno en Zorzal, Matías en Sophenia y Montesco) están explorando el suelo en relación a los distintos tiempos de cosecha, para lograr lo mejor de cada variedad. Juan Pablo Michelini que presentó dos Pinot Noir, Zorzal y Reserve ambos 2009 de Gualtallary, Tupungato.

En ellos el secreto es la orientación del sistema de conducción, que les permite una maduración más lenta, para lograr en esta variedad temprana, gran color y equilibrio.

“El sistema de conducción de los viñedos es espaldero, direccionados de Este a Oeste. Se cosecha en Abril (mediados - fines), mucho más tarde que cualquier otro Pinot Noir de la zona, ya que la madurez es muy lenta, con lo que logramos muy buen equilibrio de madurez de azúcar como fenólica”.

Por su parte, Matías mostró la evolución de un mismo vino, del mismo cuartel cosechado en tres fechas distintas (25/3, 17/04, 30/04), bases para el corte del Sophenia Synthesis Malbec 2010.

“Este Malbec nace del cuartel 4 de nuestra finca de Gualtallary a 1200 m.s.n.m, suelo aluvional mezcla de piedra con arena, es espaldero alto de 12 años en pie franco. La idea de cosechar en distintos momentos es lograr mayor complejidad y un equilibrio natural entre acidez y tenor de azúcar. Al final podemos tener tanto fruta fresca como madura, en el vino, perfectamente integradas”.

El año es un factor que suma en las cuentas de terrroir: la deshidratación que dejó en las plantas el año 2007 fue crucial en los sabores y aromas que logró el Linda Flor Malbec 2007 de bodega Monteviejo.

El enólogo Marcelo Pelleriti explicó que las plantas se dan en un viñedo ubicado en Vista Flores a 1.100 m.s.n.m. El suelo franco, de origen aluvional, es pobre y pedregoso, si a esto le sumamos la deshidratación, aquel año dejó una producción mínima de 30 quintales por hectárea; el resto se perdió.

En Linda Flor Malbec La Violeta 2007, se sumó a la poca producción (sólo 4.000 botellas se lograron ese año) el trabajo del hombre; desgranado a mano de las uvas; el valor del primero 50 dólares por botella, del segundo, 100 dólares.

El aporte del viticultor y los distintos terruños de Argentina

Los vinos que presentó Daniel Pi fueron los nuevos Single Vineyard 2008 Cristina y Bibiana Coletto (El Peral Tupungato), Jorge Miralles (Villa Chacon, La Consulta) y Federico Villafañe (Altamira, San Carlos)

El concepto que desde 2003 estamos pregonando y es justamente hacia donde creo que el Malbec debe ir, para llevarlo en un paso hacia adelante. El consumidor debe conocer que no todo el Malbec es igual y que este se comporta diferente en diferentes lugares o terruños, entregando perfiles diferentes.

Pero sobre todo creo que, en el caso nuestro donde solo elegimos 3 vinos de entre 100 productores de Malbec), lo que también queremos destacar es el "sense of place" -sentido del lugar- y el trabajo del viticultor. Sin el trabajo del hombre no hay un completo concepto de terruño".

Por último, cómo se expresan los Malbec de alta gama en dos territorios de Argentina, separados por más de 1.600 kilómetros de distancia, quedó plasmado en el trabajo del enólogo francés Michel Rolland con dos de sus vinos de alta gama: Yacochuya, de Cafayate, viñedo 100% pedregoso ubicado a 2.200 metros de altura, y Val de Flores, de Vista Flores, un viñedo con 60% de materia orgánica, y 40% pedregoso, ubicado a 900 m.s.n.m. Ambos vinos presentan notas en nariz y en boca completamente distintas.

La altura y el clima le aportan a Yacochuya una gran intensidad de color (el Malbec es casi negro) y una estructura tánica difícil de domar; en nariz, vegetales cocidos de todo tipo. En cambio, Vista Flores, aporta suavidad, fruta roja y elegancia a este single vineyards, cuyas pocas botellas salen de una finca de sólo 10 hectáreas.

En la degustación también se presentaron vinos de Urraca, el blend Merlot, Malbec, Cabernet Franc y el Familia Langley, Malbec con un toque de Cabernet Franc; Sin Fin, en tanto presentó un Cabernet Sauvignon 2006 de Finca Octubre (1.100m/s/n/m) Valle de Uco con gran tipicidad en nariz y su Malbec single vineyard de Finca La Matilde 2009 de viñedos de Agrelo, Luján de Cuyo.

Nube Negra Malbec 2009, un vino de pequeña producción del enólogo Eduardo Vidal, con uvas de finca El Peral (80qq por hectárea); Giménez Riili, en tanto, llevó su Malbec Reserva Vista Flores 2008 - un vino muy interesante proveniente de un suelo pedregoso y muy permeable- , y Gran Reserva Malbec Altamira 2007; ambos con una producción de 50 qq por hectárea.

No llegó a la degustación, pero durante el almuerzo se degustó Norton Privada, el premiado single vineyard del reconocido winemaker, Jorge Riccitelli de Norton.

Fuente: Los Andes On Line, SuplementoFincas
Periodista: Gabriela Malizia - gmalizia@losandes.com.ar

Nota: Si tenemos en cuenta que en Argentina, solo de Malbec, conviven 22 clones reconocidos (y hablamos de una sola cepa) y a esto le sumamos los diferentes suelos, las combinaciones para obtener vinos son infinitas.
Asi que amigos...a seguir probando y disfrutando de nuestros grandes vinos.

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