El TCA, también conocido como: 2, 4, 6-tricloroanisol, es una de las razones más importantes de la aparición de nuevas alternativas de tapado, debido a que es un hongo que crece naturalmente en el alcornoque, al que se le atribuye el aroma y sabor a moho de algunos vinos, que afecta alrededor del 15 % de los corchos.
Durante siglos, el corcho fue el material indiscutible empleado como cierre de las botellas de vino, y lo sigue siendo en las botellas de vino de alta calidad. En los años ochenta el investigador suizo Hans Tanner, del Wädenswil Institute, descubrió un agente dañino en el corcho que se detecta en en nariz y boca con un aroma y sabor a moho, y en algunas ocasiones arruina el vino.
Esta contaminación aveces es muy evidente, y en otros casos se necesita un olfato muy sensible para poder detectar el agente intruso.
En esa época el daño parecía irreversible, más de una bodega sufrió las consecuencias y los fabricantes de tapones sintéticos comenzaron a crear nuevas alternativas como de aluminio, vidrio y otros materiales.
El primer tapón sintético llegó al mercado en 1989 y lentamente fue ocupando más lugares, por ejemplo, en países como Australia y Nueva Zelanda, la mayoría de vinos de menos de 25 dólares han sustituido el tapón de corcho por el de rosca de aluminio.
Para paliar el problema del TCA se comenzó una “batalla” para recuperar las propiedades de este material tan preciado, cien por cien natural y reciclable.
Bajo el liderazgo de Portugal en el control de la producción forestal, la industria y la distribución, el grupo Amorim invirtió en investigación y desarrollo para mejorar la calidad de los tapones.
Gracias a las investigaciones han logrado reducir el TCA y asegurar la mejor calidad de los vinos que se tapan con corcho.
Pero el corcho no sólo se emplea para tapar vinos. Debido a que es un material versátil puede ser utilizado en una variedad de productos, desde ropa y zapatos a boyas de pesca, material para techos y baldosas y en la industria automotriz, además su extraordinaria resistencia al fuego permite que sea utilizado en la tecnología de cohetes espaciales, pero el tapón de corcho sigue siendo el número uno.
Fuente: El Gran Catador
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