La cárcel fue construida en 1950 en una zona de viñedos que fueron preservados para que los reclusos trabajaran en ellos. El régimen carcelario establece que los presos tienen que aprender a cultivar las uvas, cosecharlas y producir vino en las instalaciones del penal.
Su trabajo es remunerado, pero para ellos, lo más importante es poder salir de la cárcel. "En ninguna otra prisión había podido trabajar fuera, me siento libre, es la mejor prisión de Portugal", sostuvo un preso en una entrevista difundida por el canal Antena3. Sin embargo, además de ayudar a reinsertar en la sociedad a quienes cumplen condena, el penal se da el lujo de producir uno de los mejores vinos del país, que se vende a 40 dólares la botella en los restaurantes más exclusivos de Portugal.
La producción anual es de 30.000 litros, lo que le permite al gobierno obtener una ganancia de 140.000 dólares anuales.
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