Se van a tolerar astillas de madera, la adición de tanino y otras técnicas 'foráneas' en una nueva categoría de vinos de mesa de calidad media que vendrán definidos por el tipo de uva y no por su origen. En lo que constituye una herejía para los tradicionalistas, esto significa que, por ejemplo, cualquiera podrá elaborar gewürztraminer, tradicional vino blanco de Alsacia, en cualquier lugar de Francia y venderlo como gewürztraminer dentro de la recién creada categoría de Vino de Francia. De acuerdo con la ley, la etiqueta principal de una botella podrá identificar el vino como Merlot, Cabernet, Garnacha, Chardonnay o la casta que corresponda, además de hacer mención de su añada. Hasta ahora esto les estaba vedado a los vinos de mesa.
El presidente Sarkozy y su gabinete han aprobado estas medidas dentro de un plan de cinco años para recuperar cuota de mercado frente a los vinos californianos y del hemisferio sur, que los están conquistando todos. Con su sistema anticuado de clasificación y su empeño en mantener la mística del 'terroir' o terruño, concepto que incluye las tradiciones de los viñedos, Francia ha perdido presencia en el mercado en los últimos 15 años mientras que el consumo se ha incrementado.
El Nuevo Mundo se ha ganado a los aficionados con lo que los franceses consideran vinos afrutados sin ninguna complejidad, cortados todos por un mismo patrón, pero con marca. Los compradores de los supermercados prefieren etiquetas con marsupiales australianos antes que con denominaciones de origen controlado procedentes de recónditas aldeas con nombres de seis sílabas. "El vino francés es complicado y, en muchos casos, poco comprendido", ha dicho el ministerio de Agricultura.
Fuente | Area del Vino
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