La asociación de los asturianos Alonso Menéndez y José García, procedentes del mundo del tabaco, dio lugar a la Sociedad Menéndez García y Cía. Esta nueva empresa desarrolló la marca Particulares; esta marca consiguió, en poco tiempo, situarse entre las más famosas del mundo. En 1935, Menéndez García y Cía creó Montecristo.
El ascenso de Montecristo se produjo en 1936, tras la venta de Particulares a la empresa Cifuentes y Cía, propietaria de la marca Partagás. Los beneficios de dicha venta permitieron a Menéndez adquirir la marca H. Upmann, que en aquella época no pasaba por buen momento. Menéndez, adoptó medidas de inmediato: modernizó la fábrica y tomó en consideración a los torcedores; Así pronto consiguió recuperar el antiguo esplendor de H. Upmann. Ménendez y Cía también adquirió Por Larrañaga, convirtiéndose en 1939 en los mayores productores de cigarros de Cuba.
"Recuperada" la marca H. Upmann, A. Menéndez se concentró en desarrollar Montecristo. El diseño de las habilitaciones, la propaganda y la calidad de la ligada contribuyeron a potenciar esta marca en el mercado internacional. Así, promocionaron el Montecristo como un cigarro de prestigio, denominando a los cinco primeros modelos como nº 1, nº 2, nº 3, nº 4 y nº 5. Su éxito en Estados Unidos fue absoluto, situándolo entre los cinco mejores cigarros del mercado.
Los cigarros de la marca Montecristo son Habanos fuertes, con capa de color carmelita oscuro; su fuerza está presente en los formatos tradicionales, del nº 1 al nº 5, destacando especialmente el nº 2 que tiene fama de ser el mejor figurado del mercado. El Montecristo Clase A es un cigarro de 235 mm que supera todas las clasificaciones.
El ascenso de Montecristo se produjo en 1936, tras la venta de Particulares a la empresa Cifuentes y Cía, propietaria de la marca Partagás. Los beneficios de dicha venta permitieron a Menéndez adquirir la marca H. Upmann, que en aquella época no pasaba por buen momento. Menéndez, adoptó medidas de inmediato: modernizó la fábrica y tomó en consideración a los torcedores; Así pronto consiguió recuperar el antiguo esplendor de H. Upmann. Ménendez y Cía también adquirió Por Larrañaga, convirtiéndose en 1939 en los mayores productores de cigarros de Cuba.
"Recuperada" la marca H. Upmann, A. Menéndez se concentró en desarrollar Montecristo. El diseño de las habilitaciones, la propaganda y la calidad de la ligada contribuyeron a potenciar esta marca en el mercado internacional. Así, promocionaron el Montecristo como un cigarro de prestigio, denominando a los cinco primeros modelos como nº 1, nº 2, nº 3, nº 4 y nº 5. Su éxito en Estados Unidos fue absoluto, situándolo entre los cinco mejores cigarros del mercado.
Los cigarros de la marca Montecristo son Habanos fuertes, con capa de color carmelita oscuro; su fuerza está presente en los formatos tradicionales, del nº 1 al nº 5, destacando especialmente el nº 2 que tiene fama de ser el mejor figurado del mercado. El Montecristo Clase A es un cigarro de 235 mm que supera todas las clasificaciones.
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