Y el protagonista de estos beneficios no es otro que el resveratrol, componente casi milagroso de la piel de la uva que funciona como antioxidante y es el mayor benefactor en lo que respecta al vino y la salud. Este componente reduciría el número de células de grasa en el cuerpo. La investigación está siendo llevada a cabo por científicos de la Universidad de Ulm en Alemania y el resultado de esta investigación será presentado en la 90º reunión anual de la Sociedad Endócrina en San Francisco.
Ya en una investigación anterior había demostrado estos resultados, pero en ratones. Los investigadores alemanes quisieron ver si los efectos eran igual de positivos para los seres humanos. Utilizaron entonces células humanas propensas a desarrollarse como células de grasa y llegaron a la conclusión que el resveratrol disminuía la formación de grasa en esas células.
Además descubrieron que el resveratrol estimulaba la formación de una proteína que disminuye el riesgo de tener ataques al corazón. Este componente explicaría la denominada “paradoja francesa“, que dice que los franceses se mantienen en niveles bastante sanos de colesterol pese a su dieta alta en grasas porque consumen más vino que las personas de otras culturas.
Aún no se conocen los efectos del uso de esta sustancia en las personas a largo plazo. Sí se sabe que el consumo de resveratrol en exceso puede llevar al cáncer de mama, pero las dosis de esta impresionante sustancia contenida en el vino es muy pequeña como para justificar esto último.
Por lo tanto, el vino podría convertirse en el complemento para todas aquellas personas que quieran controlar su dieta o prevenir el problema de la obesidad. Un nuevo punto a favor del consumo moderado de vino.
Fuente | El gran Catador
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